foto: LUIS_DALVAN©
El pasado lunes 8 de mayo, en el Auditorio Víctor Villegas de Murcia, Jordi Savall y su “Le Concert des Nations” presentaron, como parte del “Ciclo Sinfónico 2022-2023”, su “Homenaje a la Tierra: Tempestades, Tormentas y Fiestas Marinas en el Barroco Europeo”. Piezas de Jean-Féry Rebel, “Les Éléments”; Marin Marais, “Airs pour les Matelots et le Tritons”; George Philippe Telemann, “Wassermusik, Hamburger Ebb´und Flut” y Jean-Philippe Rameau, “Orages et tonnerrees”.
Desde que en 1968 se trasladó a Suiza para ampliar su formación en la “Schola Cantorum Basiliensis”, el músico barcelonés ha dedicado su vida a reivindicar la de un instrumento antiguo casi olvidado, la “viola da gamba”, instrumento muy utilizado entre finales del siglo XV y las últimas décadas del siglo XVIII, y a defender y a hacer latir el corazón de la “Música Antigua”, contra cuyo abandono por parte de las instituciones españolas ha luchado hasta llegar a rechazar el Premio Nacional de Música de 2014 en señal de protesta por la incapacidad del Estado para valorar nuestro patrimonio musical.
En el programa de mano de su grabación en Alia Vox de “Los elementos “ de Rebel, advierte, respecto al preocupante cambio climático: “La tierra será lo que hagamos de ella. Puede la música recordárnoslo, con sus tempestades y tormentas” (“El Español; el Cultural”).
Jordi Savall (“El Confidencial”) es un “arqueólogo” de la música. Su mirada se dirige al pasado para en él recuperar obras perdidas, tesoros escondidos, y estudiar las circunstancias en las que se crearon. Nos dice: “En una pintura del Siglo XVII, que ha estado en una iglesia durante doscientos años, los colores se han ido deteriorando por el paso del tiempo. Están más apagados y oscuros. No se puede percibir el tono original. Y ahora, desde hace algunos años, se ha encontrado una técnica para limpiar estas pinturas. Y han salido a la luz colores maravillosos que estaban escondidos por el humo del tiempo. Escuchar una partitura de Bach, Mozart o Beethoven con los instrumentos de su época es como descubrir estos nuevos colores, que son muy diferentes a los que conseguimos ahora con una orquesta moderna”.
Y añade: “ Durante siglos se ha pensado en la historia de la música como si fuera un camino de progreso. Se llegó al tiempo de Beethoven pensando que Haydn, Mozart y Beethoven eran los mejores compositores de todos los tiempos; y que todo lo que se había hecho antes no valía nada. Esto cambia en 1829, cuando un joven director y compositor, Félix Mendelssohn, dirigió por primera vez “La pasión según San Mateo” de Bach. La gente quedó asombrada al escuchar una obra con más de cien años y con esa belleza. En aquella época se pensaba que todo lo que se hacía era mejor que lo anterior.”
La presencia de Jordi Savall, su pulcra figura, negra inmaculada, su cabeza y su rostro, en los que el tiempo se ha hecho escultor, nos recuerda como en lo antiguo vive lo moderno y en el presente habita el pasado. Savall nos advierte de que vivimos deslumbrados por las músicas pop, en un mundo lleno de espectacularidad y de superficialidad. Un mundo en el que hemos perdido el contacto íntimo con la esencia del alma y la belleza, que son muy frágiles. Vivimos una vida en la que ir despacio parece territorio para ancianos, enfermos, deprimidos y cansados. Una vida que parece una “carrera” en la que es preciso “correr” para no sufrir el riesgo de quedar rezagado y de convertirse en un viejo prematuro.
“Donde no hay lentitud no puede haber pensamiento medianamente serio y fiable. Si queremos vivir al mismo ritmo que las máquinas el pensamiento colapsa. Vamos demasiado deprisa, demasiada información, “zapeando” la vida…” (Luis Landero).
Los movimientos de Jordi Savall son un canto a la calma, a la lentitud para, desde ella, saborear las cosas de la vida y cuidar nuestro entorno como el escenario de ésta. Son una advertencia ante el “allegro” forzado e impuesto que canta sólo a la energía, la salud, el entusiasmo, la curiosidad y la vitalidad.
Jordi Savall: “El despacioso”.
Luis Melián – 13 de mayo 2023
LUIS MELIÁN
"...Los movimientos de Jordi Savall son un canto a la calma, a la lentitud para, desde ella, saborear las cosas de la vida y cuidar nuestro entorno como el escenario de ésta. Son una advertencia ante el “allegro” forzado e impuesto que canta sólo a la energía, la salud, el entusiasmo, la curiosidad y la vitalidad. ..."